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VISTA DESDE EL HIELO
“Mar
sem fim”
La historia de un barco
fantasma en la Antártida
A mediados del año pasado
esta extraña fotografía recorría media Internet después de ser publicada por el
portal Businessinsider.com. En ella se podía observar a una embarcación que
reposaba bajo las gélidas aguas de la Antártida, en la bahía Fildes (o bahía
Maxwell), cerca de la Isla Rey Jorge; un yate hundido en una especie de cofre
de hielo listo para la eternidad.
¿Cuánto tiempo llevaba allí
ese barco que muchos catalogaron como “fantasma”? ¿Fue el hielo el destino
final de la nave? Se trata del barco brasileño “Mar sem fim”, un yate de 20
metros de eslora propiedad del periodista y escritor brasileño, Joao Lara
Mesquita, que navegaba en la región para producir un documental.
El barco sufrió un accidente
el pasado 7 de abril de 2012 justo enfrente de la Base Antártica Chilena
Presidente Eduardo Frei, debido a la compresión de los hielos y las adversas
condiciones meteorológicas, por lo que evacuaron a sus cuatro tripulantes antes
de que fueran engullidos por el agua. En la noche se acostaron viendo cómo el
hielo rodeaba el yate. “Al día siguiente solamente veíamos la proa y el palo de
señales”, recuerda el capitán.
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A finales de mayo dos
expediciones, una rusa y otra china, salieron a navegar por la Bahía Fildes.
Entre sus tripulantes estaba el fotógrafo Ruslan Eliseev, el autor de la foto
que abre este post. El hielo se había retirado y el espectáculo que observaron
rusos y chinos fue asombroso: la embarcación bajo el agua a muy poca
profundidad lucía con un aspecto fantasmagórico, como si vieran el Titanic en
pequeño, pero sin la necesidad de sumergirse en el agua.
Sin embargo, el hielo no fue
el lecho final del “Mar sem fim” gracias al Tratado Antártico, que prohibe el
uso de combustibles pesados en la Antártida y a los países responsables a
reflotar cualquier nave que zozobre en aquellas aguas, para evitar la
contaminación del ecosistema más puro que todavía nos queda.
Así que casi un mes después
del naufragio, efectivos de la Armada de Chile y la Marina de Brasil se
sumergieron en aguas de Bahía Fildes con la finalidad de verificar los niveles
de contaminación en el área del hundimiento, logrando constatar un derrame de
combustible diesel de la embarcación, que almacenaban unos 8.000 litros
aproximadamente.
Había que sacar ese barco de
allí lo más rápido posible, por lo que la Armada de Brasil (la nación armadora
del barco) empezó a planificar las condiciones para una futura labor de
reflotamiento de la nave, que se llevó a cabo hace apenas un mes, el 23 de
febrero de 2013.